Laura Murillo, protagonista de la movilidad del futuro: «Las mujeres podemos llegar hasta donde nos propongamos en la industria»

Loreto Silvoso
Loreto Silvoso A CORUÑA / LA VOZ

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MARCOS MÍGUEZ

Esta ingeniera desarrolla el proyecto de grafito para baterías de coches eléctricos

28 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Todos los compañeros de su departamento son japoneses, pero Laura Murillo (Viveiro, 1994) trabaja al lado de A Coruña. Pertenece al equipo que está desarrollando en Resonac el proyecto de producción de grafito para las baterías de vehículos eléctricos. Queremos conocer cómo es el día a día de esta ingeniera de 29 años que, además, es la única mujer de su grupo. Después de enfundarnos el traje de protección, el casco, las botas y las gafas de seguridad, nos adentramos en la planta que la campañía nipona tiene en el polígono de A Grela. En el control de accesos nos entregan un plano con toda la «información de seguridad para peatones y vehículos mientras estemos en las instalaciones». Encontramos a Laura en el almacén de productos acabados, rodeada de electrodos y con algunas partículas diminutas de coque sobre las mejillas.

—¿Cómo se convirtió en ingeniera de Resonac?

—Estudié Ingeniería Química en Santiago, hice el máster en Oviedo y luego me fui con el trabajo de fin de máster a Finlandia. Regresé y empecé con la beca Talento en Ence (Pontevedra). Al pasar un año entré en Sargadelos (Cervo), donde estuve 6 meses y luego trabajé dos años en Finsa (Rábade) hasta llegar aquí.

—Celulosa, madera, cerámica... Ha tocado sectores muy diferentes en poco tiempo. ¿Cómo fue ese momento en que la llaman de esta multinacional japonesa?

—Cuando me llamaron, me sentí feliz. Todavía no conocía ni las condiciones ni nada, pero me había informado, veía lo grande que era esta empresa y, además, lo poco que podía saber del proceso desde fuera me alucinaba.

—¿Qué sabía entonces?

—Sabía que hacían los electrodos, pero yo jamás había visto una grafitación y no conocía este tipo de hornos. Había estudiado la extrusión de polímeros, pero no había visto nunca la de coque. En definitiva, era todo muy nuevo para mí y me resultaba muy interesante.

—Ya lleva aquí dos años. ¿Cuál es su función en Resonac?

—Soy ingeniera de procesos y estoy en el departamento de Tecnología, ahora mismo enfocada en el análisis de la viabilidad técnica del grafito para baterías. Primero entré en la producción de electrodos estándar y después ya pasé a este proyecto.

—Están intentando descubrir cómo hacer el mejor grafito para baterías de coches eléctricos. ¿Qué siente al formar parte de un proyecto tan innovador?

—Es muy estimulante. A mí los trabajos rutinarios no me van. Esto sí. Es muy motivador saber que, si todo esto llega a buen puerto, puede suponer muchos puestos de trabajo nuevos. Todos en el equipo sentimos esa responsabilidad.

—¿Su coche es eléctrico?

—Cuando tenga mis baterías, ¡me compraré el coche eléctrico [ríe]! De momento no. No me convencen las de ahora [ríe más].

—Su gente, su familia, ¿le meten presión con el tema?

—Al principio, esto les sonaba algo etéreo, pero ahora lo ven como una oportunidad para mí.

—¿Cómo es su jornada laboral?

—De 8.00 a 17.30. Paro media horita para comer a las 14.30. Paso mucho tiempo en fábrica, pero también hay una gran parte de oficina, que es más de análisis de las condiciones de proceso. Todos los días tengo que estar en la fábrica, porque trabajamos con equipos y tenemos que hacer pruebas de producción.

—¿Qué le diría a esas jóvenes que estén ahora planteándose optar por una ingeniería?

—No hay nada que tú no puedas hacer. Yo hago trabajos físicos, pero todos tenemos una fuerza. Las mujeres podemos llegar hasta donde nos propongamos en la industria. Elegí ingeniería, sinceramente, por las condiciones laborales del sector industrial, que no las tienes en otro lado. Es un poco ridículo pensar que las mujeres no queremos eso.

—¿Usted tuvo referentes?

—Mis padres. Los dos trabajan en el sector de la industria.

Protagonista de la movilidad del futuro:

A día de hoy existe una carrera veloz para encontrar el mejor proceso para conseguir baterías más duraderas y eficientes para los vehículos eléctricos. Laura Murillo es miembro del equipo que está desarrollando este proyecto de producción de grafito tan innovador en la planta de Resonac en A Coruña.

«Sé lo que es que un proveedor no te mire o no se te escuche en una reunión»

La frase «the power of graphito (el poder del grafito)» está escrita por todas partes en la planta de Resonac. Aquí dentro, una tiene la sensación de estar rodeada de personas que están sentando los cimientos de la industria del futuro. Nuestra protagonista, Laura Murillo, es una de ellas.

—Aunque cada vez hay más mujeres en la industria [en su empresa son 32, y muchas en puestos de mando], el sector sigue estando muy masculinizado.

—Ahora mismo no hay más mujeres en mi equipo, pero no me siento discriminada. Es cierto que sigue habiendo prejuicios. Sé lo que es que venga un proveedor y no me mire. O estar en una reunión, dar una idea y que no se te escuche igual. En la actualidad ya no ocurre porque me conocen, pero me ha pasado eso de estar en reuniones y, siendo yo la técnica, ni mirarme siquiera. Y hablarles a los señores de traje.

—¿Siente que tiene que demostrar más que un hombre lo que vale?

—Sí. Una mujer tiene que demostrar más lo que vale. Esa es mi percepción y es lo que he vivido.

—¿Se siente respetada?

—Honestamente, ahora sí. Después de dos años aquí, sí me siento valorada, se me escucha y estoy agradecida, pero no fue así desde el principio. Y ha costado.

—¿Alguna particularidad de su trabajo que nos quiera explicar?

—Que hay un ambiente muy bueno y que estoy trabajando en un proyecto internacional con personas de todos los continentes: japoneses, alemanes... En Baterías solo estoy yo aquí, así que todos mis compañeros son japoneses. El 60 % de mi jornada laboral se desarrolla en inglés. Ya le digo, esto es una gran oportunidad, porque me permite desarrollarme profesionalmente en un proyecto como este, ya desde sus inicios.