¡Eso no es política!

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

Iñaki Estívaliz | EFE

13 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Según parece, las autoridades políticas de las universidades públicas madrileñas están muy preocupadas por el hecho de que el debate y las protestas sobre el genocidio en Palestina lleguen a las aulas. La cuestión se ha extendido ya en las universidades norteamericanas, en algunas francesas y también en nuestro país, pero, ya se sabe, que Madrid es diferente.

Estudiantes y profesores deben permanecer ajenos a la muerte de civiles palestinos indefensos porque lo dice un señor, consejero al parecer: la política debe estar fuera de la universidad. Para que lo entiendan se puede bombardear la universidad en Gaza, pero no protestar en las de Madrid.

Son tan ignorantes que desconocen la historia de las movilizaciones estudiantiles contra las guerras o reivindicando derechos y se creen que la función de la universidad es nombrar «alumna destacada» a una señora que se enteró ya licenciada de que en Ecuador se hablaba español. Por suerte la ministra de Educación les ha recordado que el derecho de manifestación en España está garantizado y, como «Madrid es España dentro de España», en Madrid también.

En la capital hay una docena de universidades privadas de las cuales muchas no cumplen los requisitos exigidos para tal nombre, pero eso no es política. Las hay que son propiedad de fondos de inversión, de la asociación católica de propagandistas, de los jesuitas, de CVC Capital Partners o de la institución educativa SEK, pero eso no tiene nada que ver con la política.

Conferenciantes de escaso cerebro, negacionistas de la violencia machista, antiabortistas y otra fauna similar pueden con facilidad hablar en aulas y auditorios porque eso es libertad de expresión no política, pero los estudiantes no deben debatir o manifestarse salvo para obtener descuentos en las copas con el carné de afiliados.

En esa especie de Show de Truman en que se ha convertido la capital del reino queda mal hablar de asesinatos de niños, de destrucción de casas, etcétera, porque Madrid es una ciudad alegre y jovial donde todo es mundo es bien recibido si es rico salvo que quiera manifestarse en apoyo a la población gazatí.

Cuando, como está ocurriendo, la universidad y la formación se convierten en mercancías por las que pugnan inversores les resulta chocante que los estudiantes muestren solidaridad. Sin embargo, y después de cuarenta años de profesor en la universidad, he visto que cada vez que los alumnos se han agrupado y han denunciado una injusticia las cosas han cambiado a mejor.

Protestar por la matanza de Gaza no es politizar las aulas es dignificarnos como alumnos, como profesores y como institución pública. Los rectores deberían tomar nota.